lunes, 7 de enero de 2013

Inmolación

José Asunción Silva sacó a pasear la sangre de su corazón.
Alfonsina se convirtió en la Nereida de una playa en Mar del Plata.
Pablo de Rokha se perforó la boca con un pájaro místico tornasolado.
A Hemingway le atravesó la cabeza la pluma de un arcángel.
Quiroga se bebió en un sólo trago una copa de eternidad dulce.
Sylvia Plath llenó sus pulmones con todo el polen de las begoñas.
Pizarnik se tragó las vocales coloridas de Rimbaud.
Y yo,
enamorado,
me prenderé fuego al lado de Maryevan
mi diosa Hindú.


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