domingo, 12 de agosto de 2012

Bukowski no era el único que le escribía a las putas


esa puta de la que hablo tiene un coño dulce como aquel pezón rosado de mi madre yo le digo quítate el vestido y ella hace una maniobra para desenrollarse una segunda piel queda toda la muerte desnuda yo me embuto con sus estallidos de mil megatones y absorbo toda toda todísima su inmoralidad porque la inmoralidad si es que existe como inmoralidad tiene forma de coño de coño dulce de coño virginal y dulce mis ojos quedan atrincherados entre sus muslos y su boca es mordida por sus dientes diabólicos en señal de gloria su rostro es un rostro como de puta de amsterdam maravillado como si tuviera crack en la sangre y hunde mi cabeza en ella y me hago un buscador de perlas llevarse a esa puta a la cama es tener otra visión del mundo o sea un mundo sin cónclaves sin órdenes mundiales y sin la maldita derecha búsquense una puta que les haga alucinar con rockefeller comiendo mierda una puta con lengua narcótica esa puta de la que hablo tiene un coño dulce tan dulce como la boca del dios de los cristianos



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